Buenos días, soy María Peña, psicóloga sanitaria y colaboradora de ASPROIN. En esta entrada vamos a hablar de la ovodonación y del impacto psicológico que genera. En anteriores entradas, se ha hablado del tema, por ejemplo, está en la que se habló de la recepción de gametos.
Hablar de ovodonación es hablar de un tema delicado. Para muchas personas supone la única posibilidad de ser padres, ya que con los gametos propios existe ninguna o mínimas posibilidades. Esto requiere de una preparación emocional previa a la decisión final.
Vayamos al principio del todo con un ejemplo de una pareja típica:
Una pareja de 35 años de edad quiere tener un hijo. Desconocen que la reserva ovárica desciende muchísimo a partir de esta edad. Tienen relaciones sexuales sin protección mínimo tres veces por semana durante un año. No consiguen nunca el resultado positivo y están muy preocupados. Les realizan diferentes pruebas a los dos. Los resultados del test de reserva ovárica y los de la ecografía indican que la reserva ovárica está bajo mínimos, y que además no son de buena calidad. Realizan varios FIV con gametos propios y las respuestas son regulares. Por diferentes razones: Porque no llegan a fecundarse, porque no se implantan, porque ha habido un intento de implantación pero antes de las dos semanas se ha visto que no hay latido, etc. ¿Qué puede haber pasado? Estos óvulos no tienen la calidad necesaria para desarrollar el proceso de embarazo. Además, también lo hace el riesgo de aborto.
A la vista de los resultados de fracasos con óvulos propios, a que se está medicando en exceso a la mujer para unas mínimas posibilidades, y a que se está perdiendo tiempo y dinero, se les plantea la posibilidad de ser padres gracias cambiando los gametos. Y entonces conocen lo que significa la ovodonación.
La respuesta típica a este tipo de planteamentos es la del rechazo completo y el bloqueo emocional. Se suele argumentar que “No será mi hijo/a”. Estas personas necesitan un tiempo para adaptarse a esta nueva realidad, vivir su proceso de duelo. Es el proceso psicológico que atraviesa una persona cuando pierde algo que le afecta. Por ejemplo, una pareja porque ha terminado la relación, o un trabajo por despido. En este caso, porque piensan que han perdido la oportunidad de ser madre. Realmente, están equivocándose, porque sí pueden ser madres, aunque no con los genes propios. El proceso consta de cuatro fases: El estupor/negación de la realidad, ya que se necesita de tiempo para protegerse y asimilar las cosas. Por ejemplo, pensar que se han equivocado con el diagnóstico. En segundo lugar, la ira. Con reacciones como enfadarse con uno mismo por haber tardado tanto en decidirse a tener hijos. En tercer lugar la tristeza-depresión, por ejemplo, pensar que la vida ya no tiene sentido. Por último, la aceptación de la nueva realidad, en la que se plantean de nuevo las posibilidades que tienen. Esta aceptación puede seguir manteniendo algunas dudas y pueden necesitar de ayuda psicológica para continuar con el proceso. Esto puede ser de gran ayuda, ya que puede acompañar en la toma de la decisión, en la deconstrucción de falsas creencias y en superar alguna fase del proceso del duelo en la que uno se haya atascado.
Los miedos típicos que suelen sentir estas mujeres y que se pueden trabajar en consulta psicológica son:
El más común de los miedos suele ser el de la falta de pertenencia: Sentir que el hijo “no será mío” porque “no tendrá mis genes”, no se parecerá a una misma, no continuará la saga familiar. Se activan creencias fantasiosas que suelen dañar enormemente la autoestima y no ayudan a desbloquearse emocionalmente. Es importante aclarar las informaciones equivocadas para continuar avanzando por un camino libre emocionalmente de prejuicios hacia la ovodonación. Un primer paso puede ser preguntarse, ¿Para qué quieres ser madre?, ¿Por qué quieres tener un hijo? Las respuestas típicas suelen ser para vivir la experiencia de criar a un hijo, vivir el embarazo, formar una familia con tu pareja. Para conseguir esto, ¿es necesario transmitir un legado genético? Además, los estudios indican que no se transmiten unos genes si y otros no. La mayor parte de los seres humanos compartimos un ADN prácticamente común y que, el 90% de nuestra ADN es más común con … los gatos, o los gusanos. Podéis ampliar el estudio aquí.
En el caso de la ovodonación, los genes que no se comparten, y que hacen única a cada persona en el caso de las donantes se estudia, para que no sean transmisoras de, por ejemplo, enfermedades.
Ser padres implica atravesar momentos desagradables y duros. Por ejemplo, relacionados con la educación, el dinero, la falta de tiempo para uno mismo y/o la pareja, reducción de amistades, etc. Esto hace que todos los padres se planteen en algún momento cosas, pero esto es independiente a que el hijo haya nacido gracias a la donación de una célula, o por reproducción asistida.
Por otra parte, los niños aprenden observando por imitación, copian las mismas conductas que sus padres. Aprenden a través del entorno sociocultural en el que se mueven, a través de los valores de los padres, de la educación del colegio, de las interacciones con la gente del barrio, etc.
Además, el cerebro tiene neuroplasticidad, que es la capacidad para modificar su estructura y forma dependiendo de las vivencias que recibe. Por ejemplo, un pianista y un albañil tienen diferentes áreas del cerebro desarrolladas, puesto que desarrollan trabajos diferentes. Esto hace que los cerebros de las personas que llevan muchos años juntas sean más parecidas a las de personas con las que no tienen relación, pese a que compartan los mismos genes.
Otro de los miedos esta por dudas por el parecido físico. En este sentido, se estudian muy bien a las donantes. Para que tengan los mismos rasgos fenotípicos que las receptoras, siguiendo con las garantías ofrecidas por los protocolos de la SEF (Sociedad Española de Fertilidad). Además, también se exige que la donante sea sana, con un Nivel intelectual normal y una buena salud psicofísica.
En otro orden de cosas, otro de los miedos suele ser por el rechazo que puede sentir el hijo en un futuro. Planteándose la pregunta de si deberían decírselo o no. Por regla general, es mejor construir una relación sincera, en la que hayan pocos/ningún secreto. Cuando a los hijos se les explica a una edad adecuada y de manera natural, y sin dramatismos, suelen entender bastante bien el asunto. No obstante, si se elige mantener el secreto existe riesgo de que se entere por terceras personas, complicando el asunto y corriendo el riesgo de que las cosas se maliterpreten.
También se puede recurrir a la lectura de libros recomendados o grupos de apoyo para encontrar la manera de resolver esta duda.
Por último, cabe decir que en la gran mayoría de casos, cuando el embarazo es positivo y se está desarrollando, las dudas sobre la procedencia del ovocito pasan a un segundo plano, priorizando los miedos comunes a todos los embarazos, como que crezca bien o que adquiera buen peso. Como cualquier otro embarazo.
Como decía al principio, la ovodonación es un tema sensible y puede ser complicado salir del bloqueo emocional. Como para otros temas, podéis contar con mi apoyo y ayuda en lo que necesitéis. Un abrazo y feliz día J
María Peña Ramos, psicóloga sanitaria