No dejes de soñar
No me llamaban la atención los niños ni me veía ejerciendo de madre. Fue mi marido el que dio el paso.
Pasaban los meses y no sucedía nada. Entonces el deseo de ser madre apareció y se volvió más y más intenso. Me sentía tan triste.
Salía a la calle y solo veía chicas embarazadas y carritos de bebés. Amigas y conocidas nos iban dando noticias de sus embarazos. Y nosotros nada.
Todo el mundo nos decía: ¿pero no queréis niños?, ¿no os habéis casado hace tiempo ya?, ¿vosotros para cuándo?, ¿no os animáis?, poneros ya que sino os va a costar, etc. Estábamos agobiados.
Nos hicieron pruebas en la Seguridad Social y el diagnóstico fue factor masculino (semen de mala calidad), tratamiento Icsi. La lista de espera era de varios meses y no queríamos esperar, por edad y por la carga emocional que llevábamos encima.
Había varias clínicas privadas en nuestra ciudad, pero no sabíamos cuál elegir. Yo estaba bloqueada.
Y entonces apareció ella, una compañera de trabajo, en mitad de mi caos. Ella ya había pasado por eso. Buscó una clínica en otra ciudad y nos concertó una cita.
Allí estábamos tan solo unos días después. Diagnóstico: Oligoastenoterazoospermia. El semen tenía alterados todos los parámetros. ¿Pero cómo es esto posible? Pensábamos, ¿y si al final no podemos tener hijos?
Todo fue muy rápido y empecé con las inyecciones. Decidí ponérmelas yo misma. Con la primera me temblaba tanto la mano que solo tenía ganas de llorar.
Por fin se acabaron y llegó el día de la punción, el día de nuestro aniversario de bodas. Hace 4 años nos estábamos casando y ahora me iban a sedar para intentar ser papás.
Conseguimos 9 óvulos. Si en 5 días había algún embrión viable y yo estaba bien harían la transferencia en fresco. Pasé unos días de muchos dolores y no podía casi moverme.
Nos estuvieron informando cada día de cómo estaban los embriones. Conseguimos 5 embriones. El día de la transferencia nos comunicaron antes de ir que había 1 tipo A, 2 que ya no servían y otros 2 que estaban parados. Nos quedamos helados. ¿Un solo embrión de 9 óvulos? Teníamos una sola oportunidad y sino a empezar de nuevo.
Y allí estábamos otra vez, 5 días después. La transferencia fue bien. Y además de los 2 embriones parados, 1 de ellos lo iban a dejar hasta el día siguiente porque estaba arrancando. Lo congelaron en día 6.
Días después fue la Beta en nuestra ciudad. Recibí la llamada, enhorabuena, estás embarazada, embarazadísima, la beta ha salido alta. Al colgar se me escaparon las lágrimas. ¿En serio lo estaba? No podíamos estar más felices.
Pasaron los meses y nació nuestro niño. Un niño precioso. Nos sentíamos tan afortunados de tenerlo con nosotros.
Un año y medio después decidimos ir a buscar a aquel embrión que quedó congelado. No sabíamos si funcionaría o no, pero había que intentarlo. La transferencia fue bien y ahora tocaba esperar.
Estábamos casi convencidos de que lo íbamos a conseguir. De no ser así, lo que no quería era pasarlo tan mal como lo había pasado en la anterior búsqueda.
Y entonces recibí aquella llamada, lo siento, no estás embarazada, la beta ha salido negativa.
No derramé una lágrima ni ese día ni los días siguientes. Tenía un hijo al que cuidar y no podía permitirme venirme abajo, tenía que ser fuerte por él. Dejé la medicación y me bajó la regla de regalo de Reyes…
Decidimos empezar un nuevo tratamiento. Lo íbamos a conseguir como habíamos conseguido a nuestro niño. No íbamos a parar hasta darle un hermano.
Podía empezar con la siguiente regla, pero tardaba en bajar. Me hice un test de embarazo, si salía negativo me provocarían la regla. ¿Embarazada? Ni de broma.
Ahí estaba yo con mi test Clearblue de semanas que compró mi marido. Miro la pantalla y… Embarazada +3. ¿Me había quedado embarazada de forma natural? ¿Estaba embarazada del embrión congelado? No entendía nada. Natural era casi imposible con el problema que teníamos. Y la beta había dado negativa y además me había bajado la regla. Estábamos flipando.
Fuimos a la clínica de nuestra ciudad en la supuesta semana 7 y nos dijeron que estaba de 6 semanas, que la concepción se había producido más tarde. Me cuadró porque con el tratamiento de la transferencia me pareció que había ovulado más tarde.
Pasé una semana muy nerviosa por si lo que pasaba era que no iba bien y simplemente se había parado en la semana 6.
Llegó la cita: estaba de 7 semanas y tenía latido. Ay qué bien, que vamos a ser papás de nuevo. Que nuestro niño va a tener un hermanito.
Cuando descubres que tienes problemas de fertilidad, unos días estás arriba, ¡lo voy a conseguir!, y otros días estás abajo, ¿y si no podemos? Solo quien haya pasado por esto sabe lo duro que es querer y no poder. Pero al final, antes o después todo llega, porque las ganas de ser madre pueden con todo, y porque todas nos lo merecemos.
No dejes de soñar.