Soy María Peña, psicóloga sanitaria colaboradora de ASPROIN.
Cuando se quiere tener un hijo y no se consigue, suelen surgir dificultades psicológicas de algún tipo. Se intenta salir de ese ciclo de esperanza-perdida encadenando unos tratamientos con otros y aumentando cada vez más el desencanto. Nuestras emociones son un torbellino, y en esta entrada vamos a hablar de qué es posible que sintamos y cómo es posible manejarlo adecuadamente.
En 2015 apareció en nuestros cines la película de Inside Out (Del revés), que trata sobre las emociones y la importancia de cada una de ellas en una situación de cambio. Afortunadamente con este tipo de películas se aprecia de manera divertida como nuestras emociones se “pelean” por emerger y que ninguna de ellas es necesariamente dañina, si no que nos puede ayudar en diferentes aspectos. Eso sí, hay que saber manejarlas.
Encontrarse envueltos en la situación de tener una dificultad para tener hijos también supone un cambio en las personas. Un cambio de pensar que se iban a conseguir los hijos “en cuanto nos pongamos”. Un cambio relacionado con la salud, de no sentirse “invulnerable”. Un cambio social, sobre todo al principio uno puede llegar a sentirse diferente al resto. Muchos cambios, normalmente en poco tiempo. Esto es un proceso complicado de asimilar. La tristeza, la ira y el miedo parece que se apoderan de nuestra vida, y pensamos que serán constantes siempre… o al menos hasta que se consiga tener un hijo.
Cuando el positivo no aparece, comienzan las preocupaciones. Al principio, suele aparecer la negación. Por ejemplo ideas como “no puedo tener un problema, todas mis amigas se están quedando embarazadas”. Surge el enfado, como “si es que todo me ha costado siempre… Esto no iba a ser menos. Sentimientos de culpa y lamentos “tendría que haber priorizado ser madre a mi carrera profesional” y envidia “en el primer mes de intentarlo se han quedado, con los meses que llevamos nosotros ya”.
A este maremágnum de emociones se unen posibles desacuerdos de pareja. Por ejemplo, hay casos en los que uno de ellos sospecha que hay un problema y trata de convencer al otro, el cual, no le da importancia. Todo comienza a magnificarse, y los asuntos cotidianos suelen verse más importantes de lo que se han valorado anteriormente.
Es posible que tengáis ganas de llevar el tema en secreto, corriendo el riesgo de aislamiento de la familia y amigos. Una de las causas para querer esto, suele ser por una sensación de incomprensión por parte de las personas que sí tienen hijos o están embarazadas.
¿Cómo podemos enfrentarnos a esto? En primer lugar, deciros que no tengáis miedo de hablar de vuestras dificultades con personas de confianza. El hecho de que escuchéis otras experiencias (aunque evidentemente no todas son iguales) os ayudará a daros cuenta que no estáis solos. Os recomiendo toméis unos minutos en leer las cartas abiertas de la página de ASPROIN, por ejemplo esta de una carta de una de nuestras asociadas que escribió con todo su cariño a modo de consejo.
En segundo lugar, es recomendable que os preparéis ante la posibilidad de que tú y tu pareja no sintáis lo mismo al mismo tiempo, o de la misma forma. Aunque ambos estéis viviendo aparentemente la misma experiencia, cada uno tiene sus ritmos, y su manera de afrontar la situación.
Pese a todo, intentad que la comunicación sea abierta entre vosotros. A veces no es fácil, pero, es preciso el apoyo mutuo y comprender cómo se siente el otro. Esto ayudaría, entre otras cosas, a evitar el distanciamiento. De hecho, el apoyo emocional, ayuda a muchas parejas a fortalecer la relación, por descubrir una nueva sensación de seguridad y confianza en el otro. También podéis abordar el tema como un nuevo proyecto común. Plantearos estrategias a seguir y planes de acción.
Si es posible, acudir juntos a la consulta del médico. Esto ayudará a comprender qué está sucediendo y aumentar la involucración en el proceso. No importa el miembro de la pareja al que se le haya detectado el problema para tener hijos. Esto es un problema de la pareja, y ha de abordarse como lo que es, un problema de equipo.
En consulta, es posible que por los nervios, os extendáis en algunos temas u olvidéis otros. Por ello, podéis anotar todas las preguntas importantes para poder realizarlas en la consulta y así solventar las dudas. Por otra parte, es normal que os sentáis desubicados y, en cierta forma, aliviados por confirmar vuestras sospechas.
Durante el periodo de evaluaciones, muchas personas sienten que pierden el control de sus vidas, que se pierda la intimidad del cuerpo y una sensación de amenaza hacia la propia sexualidad. También suelen aparecer emociones de vergüenza y desconcierto, como haciéndose preguntas como “¿por qué no funcionamos como todo el mundo?”. Se suele tener la idea equivocada de que “para todos” es fácil conseguir tener hijos, cuando no es cierto.
Suele ser común intentar resolver el tema rápidamente pensar que esto ha sido un mal sueño y que pronto terminará. A veces se siente una enorme alegría, pensando que como se está en tratamiento, necesariamente pronto llegará el embarazo. O por otra parte, frustración, al ver que aunque se ha seguido el tratamiento a rajatabla, la beta ha salido negativa o no ha podido realizar la transferencia. No os impacientéis. Este camino es incierto, y la incertidumbre es una constante. Ninguna clínica, ni ningún tratamiento de reproducción asistida pueden asegurar al 100% que se vaya a producir el embarazo. Presta atención a los porcentajes a la hora de elegir tratamiento o para resolver dudas. Pero, teniendo en mente que esto no es una ciencia exacta.
¿Qué estrategias serían convenientes para manejar el tema? Para muchas personas, leer sobre la infertilidad, las causas y los tratamientos, suele ser de ayuda. Eso sí, se ha de seleccionar bien las fuentes de lectura, que sean de origen científico, y que no sea algo que monopolice la existencia. Siendo compatible con tratar de seguir la vida de la manera más parecida posible antes de saber que había una dificultad.
También recomendaría la disminución de las actividades estresantes, aumentando el tiempo libre hacia uno mismo y hacia las personas que os brindan apoyo.
Por último, me gustaría deciros que pueden haber momentos muy duros, en los que se experimente una enorme sensación de tristeza, abatimiento y que siempre va a seguir siendo así. Recuerda que no estás solo/a. La ciencia y la sociedad avanzan a pasos agigantados y plantea diferentes opciones para ser padres.
Muchas personas han pasado por una situación parecida a la tuya y han salido adelante. Existen asociaciones específicas sobre el tema, como ASPROIN, en la que encontrarás personas excelentes que pueden apoyarte. También puedes solicitar ayuda psicológica si ves que el problema es más grande de lo que puedas manejar. Si este es el caso, no dudes en contactarme.
FUENTE : María Peña, psicóloga sanitaria