Buenas a tod@s. Soy María Peña, psicóloga sanitaria colaboradora de ASPROIN.
Para quien lucha por tener un hijo y al final lo consigue, el camino recorrido ha valido la pena… Para los que llevéis un tiempo tratando de conseguir tener un hijo y todavía no lo hayáis conseguido, es muy posible que os hayáis dado cuenta de las ENORMES FACTURAS que hay que pagar para poder ser padres. Factura no sólo económica, sino también psicológica, física y con nuestra pareja.
En España actualmente es bastante habitual posponer ser padres… muchas veces no queda otro remedio… pero esta decisión lleva consigo importantes problemas. En el caso de los hombres, se ha comprobado una disminución importante en la calidad del semen, que está relacionado con los problemas de reproducción (Llavona, 2008). Si te interesa averiguar más sobre el tema, en ASPROIN colaboramos en este reportaje de la Revista Men´s Health en el que se trató el tema. Para la mujer, un aumento de defectos de la ovulación, una pobre calidad de los ovocitos con el consiguiente aumento de anomalías cromosómicas, la disminución de la receptividad endometrial, un incremento de enfermedades ginecológicas, el aumento de tasas de aborto espontáneo y el aumento de la morbilidad en el embarazo.
Cerca del 9% de la población mundial sufre infertilidad. Acudir a la consulta médica en los países desarrollados, es bastante común. La proporción promedio de parejas que buscan atención médica es de 56,1%. Ser padres gracias a la ciencia es cada vez más común.
Por una parte, nos pasa factura mental. Tener un problema con la capacidad de tener hijos y acudir a los tratamientos de reproducción tiene un impacto muy fuerte en nuestro bienestar psicológico y calidad de vida. Se han realizado diferentes estudios sobre el tema, como el de Chachamovich et al. en 2010. Las repercusiones psicológicas que conlleva es un tema que también hemos tratado en anteriores entradas de ASPROIN. Los síntomas más frecuentes son los relacionados el estrés y desequilibrios emocionales. Es normal que surjan, por ejemplo, miedos, y sentimientos de culpa.
Por otro lado, la factura física. Se han realizado diferentes estudios que han descartado la relación entre tratamientos de reproducción y el cáncer. No obstante, los tratamientos sus propios riesgos y complicaciones, como el síndrome de hiperestimulación ovárica. También es mencionable los efectos secundarios más frecuentes de las gonadotropinas, como las cefaleas, el malestar gástrico, las reacciones locales en la zona de administración y la retención de líquidos.
Factura con nuestra pareja. Cuando surgen dificultades para tener hijos, pueden sufrirse cambios en la relación con nuestra pareja. Y como ser padres es un trabajo en equipo., las decisiones que han de tomarse se han de tomar en conjunto. Aun así, es un importante generador de estrés. Esto puede ser una amenaza para el bienestar psicológico de ambos, puede afectar a la calidad de la pareja, a una disminución de la intimidad y conlleva en malestar sexual. También los problemas de infertilidad se relacionan con aislamiento social en general, las conductas más comunes son la de evitación de lugares donde hay niños, dejar de reunirse con los amigos, sentirse estigmatizado y suplir los deseos de ser padres con los hijos de otras parejas.
Y la factura más conocida… la factura económica. En muchos casos, es el dinero el que condiciona la decisión de continuar con los tratamientos. El precio por tratamiento varía en función de la clínica y cuál es la técnica y medicación escogidas. Barato no es. Y si a esto se suman las repeticiones de los tratamientos por resultados negativos… todavía menos.
Muchas veces no nos damos cuenta que estamos pagando un precio muy elevado y nos estamos desgastando… y, aunque nos demos cuenta, muchas veces no somos capaces de parar.
¿Cuándo nos está pasando factura? Algunas de las “pistas” que nos pueden ayudar son cuando:
- Nos sentimos muy deprimidos, pesimistas, culpables y/o ansiosos.
- Sufrimos problemas de sueño y/ o de alimentación.
- Tenemos más necesidad que antes de estar solos.
- El tratamiento se ha convertido en nuestro único objetivo en la vida, sobre el que dependen todas nuestras decisiones.
- Sientes que la situación te supera, que estas sobrepasado.
- Nos dejamos de lado a nosotros mismos y/o a nuestra pareja.
- No sientes ilusión por ser padre/madre, si no que sigues los tratamientos “por inercia” o porque tu pareja quiere.
- Un profesional médico te ha desaconsejado seguir con los tratamientos, o con alguna técnica concreta y se continuan realizándolos.
Estas “pistas” u otras, pueden serte de ayuda para plantearte una pausa en el camino y tomar aliento. Tomarse un descanso entre tratamientos es bueno. Puede ayudarte a reflexionar y centrarte en temas importantes para ti que puedes estar dejando de lado.
Puede que sea lo más importante para ti tener un hijo, pero no pierdas de vista que tú también eres importante. Si tú estás fuerte y en buenas condiciones este camino en el que hay tantas facturas que pagar, podrás caminarlo con más fuerza. Por nuestra parte te damos mucho ánimo y un abrazo enorme!
María Peña Ramos, psicóloga sanitaria Maria.pena.ramos@gmail.com